Xochimilco es único en el mundo. Cuando la bruma se levanta en las mañanas sobre los canales, se distinguen las siluetas de las canoas y de los agricultores trabajando la tierra, sembrando y cosechando en las chinampas. También se escucha el canto de las aves, el graznar de los patos y las garzas, y el chapoteo de los remos sumergiéndose en el agua. Esta demarcación, ubicada al sureste de la ciudad, es de inestimable valor por su importancia histórica, agrícola, ecológica y cultural, por ello es Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y sus chinampas, un remanente agrícola del pasado prehispánico, en las que se cultiva todo tipo de vegetales. Pero Xochimilco también es lugar de diversión y recreo. Hay espacios para andar en bicicleta, remar en lanchitas o kayaks, observar la gran cantidad de aves que anidan por doquier y recorrer sus canales flanqueados por ahuejotes, árboles endémicos de la zona, a bordo de una colorida y festiva trajinera.



