Abordar por primera vez una de las cabinas del Cablebús, en cualquiera de sus tres líneas, es como subirse a un juego mecánico. Unos segundos después de cerrarse la puerta, piensas que podrías caer al vacío cuando la góndola abandona la plataforma pero es todo lo contrario: en ese momento inicia el viaje que te hará mirar la ciudad desde una nueva perspectiva. Todas las líneas tienen su atractivo; la 1, que corre entre Cuautepec e Indios Verdes, regala vistas del Área Natural Protegida Sierra de Guadalupe. La 2 es un viaje a través de Iztapalapa, desde Constitución de 1917 hasta Santa Martha; es también la segunda más larga del mundo y escaparate para disfrutar decenas de murales pintados en techos y azoteas en una fabulosa galería abierta. La 3 recorre la 2°, 3° y 4° secciones de Chapultepec, donde destacan las bóvedas del Museo Nacional de Historia con obra de Pedro Friedeberg, así como distintos atractivos de este parque fabuloso. Al llegar a tu destino es probable que quieras repetirlo porque desde las alturas, todo se ve siempre distinto.

