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Para acompañar

En México decimos que alguien “se cree muy salsa” porque las salsas están en el eslabón más alto de nuestra cocina, sobre todo de la callejera. Son el alma del taco y por eso hay que saber dominar el arte del salseo. 

La salsa verde cruda con las quesadillas; la verde cocida para tacos de canasta; la naranja de tomatillo con chiles rojos es para los tacos de suadero. Para el pastor: guacamole. También hay chiles en escabeche, pico de gallo y hasta chile piquín. 

La salsa, a veces respondona en su picor, otras dulzona o ahumada, es el centro de la comida callejera, pero también hay otras guarniciones esenciales: la piña para los taquitos al pastor, el bolillo para los chilaquiles, las papas fritas de los tacos y, para “que resbale”: cafecito o champurrado en la mañana, las aguas frescas a mediodía y los sueros con limón y sal para el calorón de la tarde. Como sea, la CDMX es, a todas horas, un auténtico aparador gastronómico con opciones para toda ocasión, clima y humor.