En Xochimilco, el cielo se revela diferente, tal vez por el reflejo de nubes y árboles sobre el agua. Aquí disfrutas del amanecer citadino libre de concreto y es inevitable el suspiro ante el paisaje mientras navegas en trajinera, cruzando los canales hacia la chinampa de Arca Tierra. La experiencia continúa ahí, con un cafecito de olla en mano y el aroma de la cocina de leña que te acaricia; estas islas productoras de vida y alimento son viva expresión de la unión entre nuestros ancestros y su entorno, así como uno de los tesoros del país. Ahora sí, ¡el desayuno! Quesadillas, ensaladas, tamalitos, atoles… todo es elaborado con maíces originarios y vegetales cosechados a escasos metros de la mesa; platillos que rinden tributo a la tierra y a las generaciones de chinamperos locales. Con este almuerzo ayudas a la protección de nuestro territorio y experimentas Xochimilco de una manera auténtica, profunda y memorable.